Me despierto a las 8h de la mañana tras los primeros rayos de sol que iluminan mi habitación y anuncian o percibo que es domingo. Descanso, familia, relax. Me espera una jornada detox
Varias opciones y posibilidades se entrecruzan en mi mente, vivo en Puzol, un municipio con casi todo lo que se pueda desear o necesitar, situado entre el mar y la montaña, por lo que dudo entre un paseo por los caminos y atajos de la urbanización Alfinach, en pleno parque de la Sierra Calderona o un paseo por la orilla de la playa de Puzol.
Por cierto, playa premiada, un año mas, con la Bandera Azul, para orgullo de todos y qué decir de su paseo marítimo de una longitud de casi 3km, desde el Estany hasta las pirámides, paralelo a la costa y puro deleite para los viandantes, corredores y ciclistas. Todos cabemos y reina el orden y la tolerancia. Así somos.
Cualquier opción es buena, pero antes necesito energía y cargar pilas en la pastelería Aixa, regentada por Eliseo, Carmen e hijos, en donde las dudas siempre surgen al asomarse al mostrador; desde unos esparteros con aroma a canela, unas galletas de harina de espelta o la tradicional tostada, mollet, con aceite y tomate. Es pura energia y calidad, sin olvidar en cada temporada de la bollería tradicional, como las monas y panquemados que estos días no hacen suficientes. Siempre, siempre acompañado de un café intenso. Puro placer, incluso en la barra.
¿Ahora qué hacemos? Me dirijo a la playa para recorrer andando el paseo marítimo y desconectar de la jornada laboral de toda la semana. Durante el agradable y confortable paseo me encuentro con conocidos que disfrutan también de la jornada festiva o de vecinos que asoman de las “casetas”, así les hemos llamado siempre, con vistas a la primera línea del mar y que alternan el ruido relajante de las olas con el ambiente y bullicio de los transeúntes del paseo marítimo. Todo en plena armonía.
Una parada también es posible, depende del tiempo disponible de cada cual, en una de las 6 terrazas del paseo, las hay para todos los gustos aunque para los mas golosos la heladería Bayarri (aconsejo una bola de helado de chocolate Ferrero o Kinder Bueno… ¡Bueno, bueno, bueno!), casi al final del paseo pero siempre sin perder las vistas privilegiadas de la costa. Una vez más comprendo y comparto la elección de muchos extranjeros por esta playa. Un lujazo.
Otra parada podría ser en el reciente inaugurado restaurante Aroma de Mar. Tienen una gran oferta de productos gastronómicos de la Comunidad Valenciana, además de una bonita decoración y en un entorno maravilloso.
Pronto me doy cuenta, por la hora, que tengo que volver al hogar familiar e ir pensando qué preparar para comer, que con toda probabilidad será una paella, bien hecha por el chef de la casa o bien encargada al club Alfinach. Opción elegida cuando los hobbies han ocupado toda la mañana al chef. Por cierto felicitar a Mila, responsable de la cocina del Club de Alfinach, por el punto personal y acierto que tienen sus paellas.
¡Feliz fin de semana!
